No me busques en la sombra
ni en canciones del olvido,
no me busques en pantanos
ni vagando en el vacĂo.
No me hallo ya en la pena
ni lamiendo mis heridas,
y tampoco en la condena
de saberme enloquecida.
No me encuentro en el rincĂłn
de una vida acobardada,
ni en agujas de un reloj
silenciado por la almohada.
No me busques, no me halles
no me encuentres, nada soy...
Nada soy que se parezca
a quien tĂş ya conocĂas,
porque mi alma, antes rota
ahora salta de alegrĂa.
Y en los bosques yo me pierdo
respirando libertad,
sin temores, sin lamentos
y sin miedo al qué dirán.
Me camuflo en lo profundo
de lo verde del jardĂn,
bien sentada, acomodada
ahĂ, hartándome a reĂr.
¡Qué gustazo!... ya lo sabes
nunca más mi llanto esperes,
porque a cambio de una vida
he entregado ya mi muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario