Y entonces lo imaginó. Navegó por su mundo de fantasía e ilusión. Se dejó llevar por su imaginación.
Pero no tardó en volver a la realidad, a pisar la Tierra de nuevo.
Eran tan distintos los dos mundos… fantasía y realidad.
Decidió que quizás pudiera unirlos. Tal vez no era tan descabellada aquella idea.
Tan solo tendría que vivir en la realidad, ayudándose de su imaginación.
Desde entonces, cada día la vida le brinda multitud de oportunidades de experimentar, de soñar, de crear su propia realidad.
Y se ha dado cuenta de que vivir vuelve a ser divertido.
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