domingo, 23 de febrero de 2014

DEVORANDO MI ESENCIA



 

Roí mis huesos para hallar mi esencia.
Los roí, con los pocos dientes que me quedaban, después de haber mordido mi carne con el mismo propósito.
El sonido chirriante de la costilla carcomida, me hizo sentir náuseas, pero no cesaría en mi empeño. Nada ni nadie me haría desistir.
Soñaba con tener mi corazón entre mis manos, notar su latido, encontrar mi verdad.
Pronto mis vísceras quedaron al descubierto. Lloré de alegría al ver que lo había conseguido. Por fin podría ser feliz, al sentir mi corazón.
Pero cuando lo cogí, ya no era más que un órgano arrugado. Ni siquiera palpitaba.
No podía ser. Eso no era lo que debía ocurrir. Después de todo el sufrimiento por el que había pasado, después de mutilar mi ahora sangrante cuerpo, esto era lo que me encontraba; un trozo de carne muerta.
El ansia de encontrar mi esencia, me llevó a buscarla de la peor manera posible y yo misma me devoré.
Ya no podría ser feliz, porque esta pobre caníbal había dejado de existir.

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