Yo me he dado cuenta de que he perdido mucho tiempo pensando en usted y
dándole explicaciones de por qué ya no quiero seguir esperándole. Es
más, me he dado cuenta de que por usted ya apenas siento nada.
Y de que aquellos recuerdos que antes grabé a fuego en mi corazón, poco
a poco se van borrando. Puede parecer frío, pero me alegro de ello.
Porque el espacio que llenaban, ahora ha vuelto a quedar vacío y en él puedo dar cabida a otro amor.
Y la verdad es que me apetece volver a sentirme amada. Amada, sin
miedos ni condiciones. Amada, sin agenda ni horarios, sin dudas ni
arrepentimiento... Amada, sí. Amada, sin más.
Por eso he vuelto
a salir de mi cautiverio. Por eso he vuelto a aparecer ante el mundo
con una sonrisa amplia y descarada. Con unos ojos brillantes de ilusión.
Y con un corazón contento y ansioso de felicidad.
Y mientras llega
ese hombre que quiera compartir su vida conmigo y desee que yo haga lo
mismo con él, mientras llega ese hombre, pienso disfrutar cada instante
que la vida me ofrezca.
Estoy dispuesta a sentir en mi piel la magia
del deseo y la pasión. Porque he permanecido en la sombra demasiado
tiempo, esperando una señal que jamás llegó.
Ahora yo he
decidido vivir, robarle al mundo una sonrisa y prenderla en mi pelo. He
decidido sentir, sentir que no estoy muerta, aunque lo cierto es que en
algún momento del pasado, así lo sentí. Y quiero gozar, gozar de mi
juventud y recuperar el tiempo que sin darme cuenta con usted perdí.
Tan solo quería que supiera que esta mujer que un día suspiró por
usted, ahora está dispuesta a perder el aliento riendo, disfrutando y
sintiendo el aroma del deseo y el sabor de la pasión.
Y no piense
que se lo digo para que se arrepienta de haberme perdido. No es esa mi
intención. Se lo digo para que siga disfrutando con ella sin tener que
preguntarse más qué debe hacer, ni lamentarse de no poder
corresponderme. Ya no es necesario. Porque yo ya lo he decidido. He
decidido volver a vivir.
Este fue el primer poema que escribí (o al
menos, el que supuso el inicio de mi andanza por este maravilloso mundo
de la palabra escrita). Corría el año 1.999 y yo cursaba primero de
bachillerato.
Quiero compartirlo con vosotr@s tal cual lo escribí entonces, pues aquella era mi esencia y no creo que deba cuestionarla ahora.
LA LUNA
Ese océano inmenso
donde desembocan mis lágrimas
amiga de noche, enemiga de día,
gran circo donde juegan mis sentimientos
mi tristeza y mi alegría.
Qué osada eres tú
para dar la cara,
cuando no te necesito
cuando duerme mi alma.
Lucero gigante
que vaga en mis sueños,
¿por qué no puedo poseerte?
¿por qué no ser tu dueño?
Graciosa figura
redonda y dorada,
que brilla cuando
las demás luces se apagan.
Cuando menguas me entristezco
cuando creces me vuelvo a alegrar,
pues ¿qué sería de mi vida
sin una amiga en quien confiar?
No dejes de alumbrar
no mueras todavía,
mi alma se hundirá
en la más triste agonía.
Me dijiste que no y de repente mi mundo cambió de color. Y todo a mi alrededor comenzó a girar.
En mi mente los recuerdos se agolparon, pretendiendo robarse protagonismo unos a otros.
Mi corazón comenzó a latir presuroso y mi alma deseó salir de mi cuerpo y escapar al infinito.
Me dijiste que no mirándome a los ojos. Y yo no pude dejar de mirarte.
Yo no quise dejar de mirarte. Quise grabarte a fuego en mi memoria. Pero
tu rostro se tornó borroso a medida que las lágrimas empañaban mi
mirada.
Y así me quedé yo, inmóvil, atrapada en aquel instante,
intentando encontrar la manera de expresarte lo que en ese momento
sentí. Porque sentí tanto...
Me dijiste que no, que no, que no.
Ahora te miro y entiendo por qué me pasó todo aquello. Por qué me sentí
así. Sencillamente, porque no pude evitarlo. Porque yo te amaba con
locura y deseaba pasar el resto de mi vida junto a ti.
Por eso, sí. Por eso no puedo ni quiero olvidar aquella vez que me dijiste que no... que no querías vivir sin mí.
Camina, no mires atrás.
Mantén tu mirada fija en el horizonte.
El paso, firme y decidido.
La cabeza, bien alta.
Recuerda lo justo para saber quién eres.
No ansíes aún no volver a serlo jamás.
Siente, siente cada vez que respires.
Lucha, usa toda tu munición.
Aunque el Mundo te crea vencido.
Muere tu muerte y vive tu resurrección.
Reitera, reitera, reitera demasiada reiteración. Éxodo del sentir, impulso exiliado. Muerte de lo incoherente a la vista de lo coherente. Coherencia, coherencia, coherencia excesiva adecuación. Cohesión de lo correcto. Olvido de lo habido, sentido, vivido recuerdo inapropiado.