jueves, 5 de diciembre de 2013

LLUEVE


 
  
Llueve. Y cuando llueve, todo adquiere un cariz diferente.
Pareciera que cada gota que cae del cielo, por muy pequeña que esta sea, tuviera la virtud de transformarlo todo a su paso.
Los colores, los olores, los sonidos… nada es igu
al.
El cielo, antes blanquecino, se torna gris oscuro, ensombreciendo todo cuanto abarca. 

La tierra, de color claro, adquiere tonalidades rojizas y marrones.
La humedad impregna el ambiente, desechando cualquier atisbo de calor.
El aspecto de las calles también se torna diferente.
Las personas que no han cogido el coche para ir al trabajo, salen a la calle semiocultas bajo sus paraguas.
Los pájaros se guarecen en sus nidos y permanecen mudos, dejándole el protagonismo a las gotas tintineantes.
Los parques quedan desiertos de niños y los columpios, toboganes, bancos y jardines, acogen la llegada de la lluvia.
Llueve. Y cuando llueve, todo adquiere un cariz diferente.

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