El tiempo pasaba
y llorando esperaba
rogándole al cielo
empezar a vivir.
Salía a la calle
fingiendo ser alguien
pintada en colores
como un arlequín.
Gritaba a la
Luna
con cruel amargura
pidiendo una tregua
ante tanto sufrir.
Veía sus sueños
grabados a fuego
marcharse volando
con cada latir.
Sintió consternada
que el tiempo acababa
y tumbada en la cama
empezaba a morir.
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